Cuando las concentraciones
de las sustancias químicas en el aire se encuentran en niveles que afectan a la
salud de las personas, la vegetación, los animales, hablamos de contaminación
atmosférica, que pueden ser por fuentes biogénicas, es decir producidas en la
naturaleza, como las erupciones volcánicas y antropogénicas generadas por
nosotros, los humanos.
Entonces, cualquier
condición atmosférica en la que ciertas sustancias alcanzan concentraciones lo
suficientemente elevadas sobre su nivel ambiental normal como para producir un
efecto mensurable en el hombre, los animales, la vegetación o los materiales.
Los principales
contaminantes son el transporte, la actividad industrial, a través de la quema
de carbón o productos derivados del petróleo. Cuando estos componentes, óxidos
de nitrógeno y óxidos de azufre, reaccionan con el oxígeno del aire y el vapor
de agua se transforman en ácidos sulfúricos y ácidos nítricos que se depositan
en la tierra.
Pueden recorrer grandes
distancias por efecto de los vientos cientos y de precipitarse en forma de
rocío, lluvia, llovizna, granizo, nieve, niebla o neblina, formando la lluvia
ácida. Cuando la precipitación se produce, puede provocar importantes deterioros
en el ambiente.
La lluvia en condiciones
normales es ligeramente ácida, con un pH de 5,6 mientras que la lluvia ácida
alcanza valores de 4,2 y 4,4, es decir que presenta elevadas concentraciones de
ácido sulfúrico y nítrico.
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